Reflexiones
J. H. suele recordar la puntual reflexión adjudicada a Sócrates: el asombro es la raíz de todo pensamiento... Su asombrarse es con frecuencia infantil. Lo que es aceptable y verdad para muchos, es ilusión o pregunta para él. Un ejemplo: pensadores de toda estirpe dicen que vivimos en y la modernidad; otros se declaran devotos de la postmodernidad. Ambos coinciden en que marchamos hacia delante, gozando dosis superioridades de libertad si no pública, seguramente reflexiva. Pero dos hechos le llevan a pensar que este decir es ilusorio, efímero. Cree que una desmodernización fundamentalista nacerá en algún tramo de este siglo, o ya está aquí. Fenómeno que tiene dos orígenes contrapuestos, aparentemente rivales: las facultades de la computaciòn electrónica de un lado, y la exaltación de algún pasado heroico, del otro. O màs claramente: google y Mahoma militarizado. El uno por exceso de racionalidad y el otro por intoxicación emocional: ambos se alejan de nuestras ilusorias convicciones obre la modernidad.
Suma y resta
J. H. parece creer que en la vida sumamos amigos, experiencias, reflexiones, incluso lejanías y odios. Pero también restamos a través del olvido, de los nombres, cartas y huellas que dispersamos, para que nada – o muy poco - quede de nosotros. Para enterrar no sólo el cuerpo; también las memorias de lo que hicimos. Me dice que facilitará ejemplos. Y si y cuando los conceda- se traicionará a si mismo: lo que quiere borrar tendrá aquí duradera expresión. No es posible vivir sin contradicciones; sólo la muerte nos obsequia una recta postura.